Trilogía Sinarquia
Descubre quién mueve los hilos del mundo.
La verdad no se esconde... se protege.

Los verdaderos amos del mundo

Lanzamiento: 21/12/2025
Días
Horas
Minutos
Segundos
Trilogía Sinarquía
No todos los Dioses traen luz.Algúnos
nacen del abismo para traer sombra.

Los Dioses oscuros

Lanzamiento: 21/12/2026
Días
Horas
Minutos
Segundos
Trilogía Sinarquía
Cuando el velo cae, el pueblo despierta.
La verdad arde más que el fuego.

La Revolución

Lanzamiento: 21/12/2027
Días
Horas
Minutos
Segundos

LA TRILOGÍA PROHIBIDA

¿Y si todo lo que sabes sobre el poder… es mentira?

Sumérgete en una historia que desvela los engranajes invisibles que mueven al mundo. Sinarquía no es solo una saga: es una revelación, una advertencia y una llamada al despertar.

UnaRevelación

Tras cada conflicto, cada crisis, cada decisión política… hay fuerzas que operan desde la sombra. Esta trilogía no solo lo cuenta: lo muestra con una crudeza imposible de ignorar.

UnaAdvertencia

Lo que parecía ficción se convierte en una inquietante posibilidad. Sinarquía te enfrenta a un sistema que lleva siglos operando sin ser visto, pero no por ello menos real.

UnaLlamada

Quien lee esta trilogía no vuelve a ver el mundo igual. Es más que una historia: es una llave. Y cada lector debe decidir si atreverse a abrir la puerta.

Los verdaderos amos del mundo

¿Quién controla realmente el planeta? El poder no está en las urnas, ni en los parlamentos, ni en los gobiernos visibles. Está en las manos ocultas que manejan el dinero, la energía, la sanidad, la alimentación, la información, la educación y, lo más aterrador, el control mental.

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Fecha Lanzamiento: 21/12/2025
 
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49,00

Trilogía Sinarquia
Trilogía Sinarquía
Trilogía Sinarquía

“No sabía si estaba leyendo una novela o un archivo clasificado. Sinarquía me hizo replantearme todo lo que creía saber sobre el mundo. Brutal.”

Clara M.

/ investigadora independiente

“Una trilogía que mezcla conspiración, misticismo y filosofía con una maestría inquietante. Cada capítulo es un puñetazo a la ignorancia.”

Luis G.

/ periodista y lector compulsivo

“Después de leer Los Dioses Oscuros tuve que cerrar el libro y mirar a mi alrededor... como si algo se hubiese activado. Es más que una historia. Es una grieta en la realidad.”

Andrea V.

/ terapeuta holística

Lee las primeras páginas
GRATIS

Trilogía Sinarquia

Las grandes fortunas no mueren. Se esconden. Se disuelven entre cuentas numeradas, se reencarnan en fundaciones con logos esperanzadores, se mimetizan en ONGs de causas nobles… y cuando todo parece olvidado, resurgen con más dientes que antes. Pero a veces —muy pocas— una de esas fortunas deja un cadáver sin enterrar. Un secreto mal cerrado. Una grieta en el muro de mármol. Y fue precisamente ahí donde tropezamos nosotros.

Era una operación inmobiliaria más. Un “activo tóxico” que limpiar, revender, blanquear con elegancia y colocar en manos de algún jeque aburrido o un narco ya reformado por la filantropía. La mansión estaba en las afueras de Londres, con el aire fúnebre de quien alguna vez fue templo y hoy es solo trampa. Jardines devorados por la maleza, gárgolas agrietadas, vitrales rotos que aún filtraban la luz como cuchillos. Una propiedad embargada. Otra historia olvidada. O eso creíamos.

El anterior propietario había desaparecido. Sin cadáver. Sin testamento. Sin escándalo. Solo una sombra en los registros y un rumor persistente: “Un hombre importante. De los que no aparecen en la prensa, pero la financian.” Nadie quiso investigar más. Nosotros tampoco. Hasta que entramos.

La puerta crujió como si aún recordara secretos. Dentro, el aire era más espeso que el silencio. Cada rincón hablaba en susurros. El búho de Minerva nos observaba desde el techo. La pirámide del ojo omnisciente estaba tallada en el suelo de mármol. Cuadros de rituales antiguos colgaban junto a retratos de personajes que la historia oficial prefiere llamar “teóricos menores”, pero que nosotros reconocimos de inmediato como los verdaderos legisladores de la sombra.

Las habitaciones eran un catálogo del exceso ritualizado. Una sala con columnas de mármol y un altar de piedra negra. Otra con espejos falsos, cámaras ocultas y una cama que parecía más quirófano que dormitorio. Todo conectado por pasadizos secretos. Todo pensado no para vivir, sino para vigilar.

Pero el verdadero corazón de la casa estaba en el despacho. Allí, bajo la luz mortecina de una lámpara art déco, descansaba un manuscrito encuadernado en cuero oscuro. Sin título. Solo un símbolo: dos serpientes devorándose mutuamente, formando un anillo. El ouroboros doble. El ciclo sin fin del poder.

Lo abrimos.

Lo leímos.

Y entendimos.

No era un diario. No era un testamento. Era una confesión.

Firmada por Alexander R.

Mi nombre es Alexander R. Nací con un destino grabado en oro, sangre y silencios. Mis primeras lecciones no fueron sobre colores o números, sino sobre deuda, control y obediencia. Aprendí a caminar sobre mapas. A sonreír mientras se desplomaban bolsas. A brindar mientras ardían países.

He vivido más de un siglo gracias a tecnologías que ustedes no conocerán hasta que sea demasiado tarde —si es que las conocen. Pertenecí a esa casta sin rostro que mueve el mundo sin aparecer en los noticieros. Firmé tratados que nunca pasaron por parlamentos. Aprobé guerras desde cenas de gala. Decidí el precio del petróleo mientras se servía el postre.

Fui uno de los Amos del Mundo. Y no me arrepiento. No vine aquí a pedir perdón. Vine a entregar el mapa. El guion. La evidencia. No porque crea que puedan hacer algo con ella, sino porque quiero dejar este mundo con una última carcajada. Que ardan con los ojos abiertos.

El sistema es real. La conspiración no es teoría: es praxis. Y ustedes —oh, pobres ilusos— han vivido dentro de ella, obedeciendo, trabajando, votando, endeudándose… sin jamás sospechar quién tiraba realmente de los hilos.

Este manuscrito es mi testamento de fuego. Y tú, lector accidental o buscador tenaz, acabas de convertirte en testigo. Tal vez en cómplice. O en objetivo.

No importa. Ya estás dentro.

Esto no es un libro. Es una puerta. Y una vez abierta, no hay vuelta atrás.

Bienvenido a SINARQUÍA.

La historia oculta que no debías conocer.

Narrada por quien la escribió… desde la sombra.

El Banco de Inglaterra: La Primera Trampa Perfecta

Yo no estuve allí en 1694. La biología todavía no me lo permitía, pero la sangre sí. Porque aunque mis pies no pisaron aquel salón tapizado de intereses y promesas envenenadas, mis apellidos sí lo hicieron. Estaban sentados a la derecha de la codicia, sirviendo té al despotismo ilustrado mientras se trazaba el primer plano maestro de lo que luego llamaríamos ‘economía moderna’. Yo lo llamo esclavitud con papeles y aroma a tinta bancaria.

Lo que allí nació no fue solo un banco. Fue una máquina de succión elegante. Una guillotina financiera que no necesitaba afilar cuchillas, sino calcular intereses. Y lo mejor: funcionó. Y sigue funcionando. Hoy, más limpia, más digital, más “transparente”, pero igual de letal. El Banco de Inglaterra fue la primera trampa perfecta: un monstruo de deuda legalizada, una entidad privada con apariencia de Estado y una soga invisible alrededor del cuello de cada ciudadano británico. Y como era de esperar… todos aplaudieron.

Para entender el nacimiento del Banco de Inglaterra hay que abandonar toda ilusión de que los reyes reinaban. Guillermo III de Orange, flamante monarca importado de los Países Bajos, se encontró con un imperio quebrado y una guerra que le costaba más que todos los diamantes de la corona juntos. Luis XIV amenazaba con comerse media Europa, y el Tesoro británico tenía menos liquidez que una taberna vacía.

¿Qué hacer cuando el Estado no puede financiar su propia megalomanía? Fácil: hipotecarlo. Y así ocurrió. Un grupo selecto de prestamistas, entre los cuales figuraban algunos de mis ancestros —más bien discretos pero extremadamente eficientes—, le ofreció al rey un trato: nosotros ponemos el dinero, tú nos das el control del sistema monetario. Todos ganan. Bueno, todos menos el pueblo.

En 1694 se firmó el pacto fáustico. Nació el Banco de Inglaterra, una institución supuestamente pública pero manejada desde su fundación por accionistas privados. Ellos, los dueños invisibles del Reino, obtuvieron el derecho exclusivo a emitir la moneda. Lo llamaron progreso. Yo lo llamo golpe de Estado sin espadas ni decapitaciones.

Y el mecanismo era hermoso en su perversión:

1. El banco emitía las libras.
2. Las libras no pertenecían al rey ni al pueblo, sino al banco.
3. Cada libra era emitida como deuda, con intereses.
4. El dinero en circulación nunca alcanzaba para pagar el capital más los intereses.
5. Resultado: deuda perpetua garantizada por generaciones enteras de contribuyentes que nunca firmaron el contrato.

Era como construir una cárcel y convencer a los presos de que pagar el alquiler de su celda era un deber patriótico. Y lo hicieron tan bien que nadie protestó. De hecho, el pueblo lo celebró como un paso hacia la ‘estabilidad financiera’. Una soga con moño. Un ahorcamiento elegante.

Muchos creen que el Banco de Inglaterra fue un instrumento económico. Pobres ingenuos. Fue un arma de control total. Una herramienta para gobernar sin parecerlo. Mientras el pueblo miraba al rey con devoción, los verdaderos soberanos firmaban cheques desde la sombra.

La monarquía quedó reducida a un símbolo, a una postal decorativa. Los banqueros, en cambio, escribieron los nuevos mandamientos del mundo moderno:

– No gastarás más de lo que tienes.
– Pero pedirás prestado siempre.
– Y jamás cuestionarás quién define el valor del dinero.

Mis antepasados entendieron que la realeza con sangre azul era cosa del pasado. La nueva aristocracia sería de papel: bonos, letras, contratos. El trono se convirtió en despacho. El cetro, en pluma estilográfica. Y los súbditos, en contribuyentes resignados. Todo sin una sola revolución. Solo con una contabilidad creativa y una narrativa brillante.

La verdadera genialidad fue lograr que el pueblo aplaudiera su propia servidumbre. Trabajaban más horas, pagaban más impuestos, y recibían menos a cambio. Pero lo hacían con orgullo…………

una entrevista

con Pepe Domenech

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SINARQUÍA Los verdaderos amos del mundo

Por PEPE DOMENECH

“Los verdaderos amos del mundo” – Revelando el primer secreto

«Durante años he escuchado la misma frase: ‘Eso son teorías conspirativas’. Y sin embargo, los hechos, los patrones, los silencios y las coincidencias repetidas una y otra vez me llevaron a entender que no se trata de teorías… sino de estructuras.

Los Verdaderos Amos del Mundo es el resultado de más de una década de investigación, lectura silenciosa, conexiones aparentemente imposibles y un puzle que solo se completa si estás dispuesto a aceptar que el mundo, tal como lo conoces, ha sido cuidadosamente diseñado por fuerzas que operan fuera del foco público.

Este libro no es un ensayo académico, ni una novela de entretenimiento. Es un recorrido por la historia oculta, una recopilación de pistas, símbolos, decisiones políticas y operaciones encubiertas que apuntan todas hacia la misma dirección: un poder real que no se vota, que no se ve… pero que decide.

Cuando hablo de sinarquía no me refiero solo a una ideología, sino a un sistema supranacional, espiritual y económico que atraviesa gobiernos, religiones y corporaciones. Un poder invisible, pero perfectamente organizado.

Los Verdaderos Amos del Mundo no te va a decir qué pensar. Pero si haces las preguntas correctas, quizá te des cuenta de que las respuestas siempre estuvieron delante de tus ojos.

Es solo el comienzo de una trilogía que no busca asustarte, sino despertarte.»

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PEPE DOMENECH

/ Autor